Los músicos que tuvieron la dicha de participar en esta grabación histórica eran blancos que habían formado parte de grupos de rock, y músicos negros, veteranos del blues original de Chicago, con tanta ilusión en la experiencia como sus alumnos Rory, Steve Winwood, que volvía a participar en un acontecimiento semejante a las sesiones junto a Howlin´Wolf, el batería Mitch Mitchell, que tocó en la banda de Georgie Fame antes de unirse a la Jimi Hendrix Experience, el propio Fame (disfrazado apelativamente como Georgie Fortune), cuyos ídolos eran Mose Allison y Jimmy Smith, pero cuya fama se debe a la infantil canción «Yeah, Yeah», y el bajista Rick Grech, cuya labor junto a Blind Faith no admite discusión.

Con tales profesionales, pero sobre todo con Gallagher como guitarrísta invitado, Waters inició las sesiones con una seguridad absoluta. Las razones son lógicas: una serie de canciones propias, algunas de Willie Dixon, que se sabían de memoria los jovencitos ingleses, y las restantes salidas de la inspiración de otros bluesmen, como «I´m gonna move to the outskirts of town», original de Casey Bill Weldon, segundo marido de la formidable Memphis Minnie, a quien dedicaremos un capítulo en las próximas semanas, y «Blind Mind Blues», escrita por Lafayette Leake, pianista de Chicago que aparece en muchas grabaciones de la Chess Records, y que mantiene una estructura melódica muy similar a la legendaria «I just want to make love to you», del propio Muddy.
También tiene cierto aroma folkie el tema «Key to the highway», que, aunque escrita por el mismo Waters, lleva la impronta de Big Bill Bronzy, que fue quien lo popularizó. En 1958, Little Walter hizo una soberbia versión de la misma, y Derek & the Dominoes jugaron con su melodía cuando Clapton compuso la legendaria «Layla». Tras ella, Rory se destapa en una extraordinaria intervención en el tema «Young Fashioned Ways», «rifeando» como sólo él sabía hacerlo, emulando las versiones anteriores grabadas por B.B.King y John Lee Hooker, entre otros.

Muddy grabó en estas sesiones por vez primera, aunque otros ya se la habían arrebatado, una de sus obras más emblemáticas, «Who´s gonna be your sweet man when i´m gone»; repitió una versión de Dixon grabada en 1954 («I´m ready»), siguió empeñado con el músico de la Chess y se lanzó por «Walkin´blues» e «I don´t know why», otras piezas de Willie.

Rory Gallagher y Sam Lawhorn se repartieron los solos, poniendo punto final a unas jornadas inolvidables que tuvieron lugar en los estudios IBC de Londres y una estudiada posproducción en Nueva York. Pero lo esencial no son las mezclas, sino la maravillosa experiencia vivida por unos músicos británicos empeñados en rescatar a las glorias del blues más auténtico y, sobre todo, la protagonizada por un irlandés de alma negra llamado Rory Gallagher, cuya labor en Taste y más tarde en solitario es considerada muy respetuosa con el espíritu que ha animado al blues desde principios del siglo XX, y entregada al colectivo negro hasta su muerte en el verano de 1995.

Si existiera un senado de bluesmen blancos, Rory Gallagher ocuparía por derecho propio uno de sus escaños. Fue uno de los músicos europeos que comenzó a desarrollar el blues eléctrico durante la década de los sesenta, cuando todo el continente utilizaba la música de los negros en su propio beneficio. Era una época en la que resplandecían los denominados «Héroes de la guitarra», por lo general gente bastante pesada que trataba de epatar al público con innecesarias y larguísimas intervenciones, mientras que sus comparsas (esclavos a las órdenes del líder) soportaban estoicamente su mecánico trabajo. Al contrario de ese arquetipo de guitarrístas, Gallagher regalaba honestidad y sudor en sus conciertos. Era la antítesis del típico artista de rock, nada arrogante, con finas maneras irlandesas, muy esquivo con el entorno del show-business, llegando a ser tan respetado y querido por el público que fue llamado «El guitarrísta de la gente». Cuando a fines de 1974 Mick Taylor abandonó a The Rolling Stones, su nombre figuraba en una lista de futuribles para el puesto de nuevo guitarrísta, al lado de Peter Frampton, Jeff Beck, Shuggie Otis, Wilko Johnson, Steve Marriot y Leslie West, aunque al final fue Ron Wood, de The Faces quien se llevó el gato al agua; Gallagher incluso llegó a ensayar con los Stones el 8 de Febrero de 1975 en Rotterdam (Holanda). Otra muestra de reconocimiento y del cariño que le profesaba el público es que, recientemente, el ayuntamiento de París (Francia) ha dado su nombre a una avenida.

…Sus influencias proceden tanto del blues rural norteamericano (Leadbelly, Big Bill Bronzy y Son House) como el eléctrico de los King (B.B., Albert y Freddie) o de sus raíces celtas. También fue uno de los músicos blancos que mejor se defendía con la técnica del bottleneck. Su fórmula, como la de otros muchos grupos de todos los tiempos, era bien sencilla: untrio con guitarra, bajo y batería, lo suficiente para desarrollar su blues poderoso sin que nadie pudiera hacerle sombra. Siempre ejerció como jefe y sus acompañantes eran meros vehículos para los desarrollos de quien tenía que ser el foco de atención.

…Durante 1971 grabó junto a Muddy Waters el elepé «The London Sessions» y editó «Rory Gallagher» y «Deuce», dos discos en los que se demuestra que su estilo estaba ya bien definido.