«Su corazón de Blues-Rock se ha parado. Su hígado empapado en alcohol no aguantó más, y no pudo superar las complicaciones del trasplante al que fue sometido; sus dedos no volverán a deslizarse por las seis cuerdas, su voz no volverá a comunicarse, ni a formar una sola nota más con su vieja Fender, su talento musical no volverá a darnos canciones como «Tattoo´d Lady» o «A million miles away».

…Hoy, todavía con la emoción a flor de piel, lo vuelvo a hacer para rendirle un merecido homenaje y para que no olvidemos lo que este hombre ha hecho por la música.

…Casi treinta años forjándose una carrera profesional repleta de excelentes composiciones, increíbles versiones, infinidad de conciertos pateándose escenarios «batiéndose el cobre», derrochando pundonor, energía a raudales, improvisación y humanidad. El blues y el rock centraron su afición que supo transmitirnos magistralmente.

Cuatro veces visitó España: en 1975, en 1979, en 1984 y en 1986, y os juro que me siento un hombre afortunado pues tan sólo un año antes de su primera visita a nuestro país, tuve la enorme suerte de escucharle por primera vez (en el Live in Europe), y desde ese primer instante algo en mi interior sacudió mi sistema nervioso y por mis venas empezaron a fluir sus notas y acordes como una cascada que llegaba hasta mis oídos sin cesar. El influjo y el poderío de su sonido y de sus punteos se apoderaron de mí. Un año después, le pude ver en directo, en el Teatro Monumental madrileño y el hechizo se consumó, quedé prendado de su magia para siempre.

Veintiún discos publicados y muchas grabaciones piratas de espléndida factura, constituyen toda una joya discográfica de incalculable valor.

Rory Gallagher, nos has dejado, pero me queda tu legado musical, me queda tu recuerdo, me queda tu espíritu, me queda tu mensaje… ¡Nunca te olvidaré!